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Redacción Central

Iglesia Católica pide dejar la cizaña

“Cuántas personas hay en la cárcel acusadas injustamente, por nada más que dejarse llevar por el mal y esa ansia de venganza y de hacerle mal porque simplemente no me cae bien”, dijo, el monseñor René Leigue Cesar, arzobispo de Santa Cruz, durante la homilía dominical.

El monseñor aseveró que “la cizaña que nos hace ir por el camino incorrecto, la cizaña del odio, la cizaña de la venganza, la cizaña de la rivalidad, la cizaña del pensar mal del otro, la cizaña de hablar mal del otro. Es fácil tender una trampa, a la otra persona que no me cae bien, o que lo veo como enemigo, es fácil tenderle una trampa, me invento cosas y por nada más la acuso”.

En su mensaje, remarcó que la cizaña de los chismes, destruyen a las personas y a la sociedad. Exhortó a reflexionar y no dejarse llevar por el mal. “El Señor acá nos está invitando a que no nos dejemos llevar por esas cosas, o le escuchamos a Dios o escuchamos al enemigo. O hacemos las cosas que Dios nos dice o nos dejamos llevar por las cosas que dice el enemigo. ¿Qué es más fácil? Qué es lo que nosotros estamos haciendo, ¿a quién escucho más? ¿A Dios?”, dijo.

Mientras que el obispo del Vicariato Apostólico del Beni y presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB), monseñor Aurelio Pesoa Ribera OFM, se refirió a la situación de derechos humanos y lamentó que “sea más llamativa una noticia sensacionalista y escandalosa, que lo bueno y constructivo que día a día sucede; el bien no hace mucho ruido, el mal hace mucho ruido y es destructivo”.

El obispo advirtió que la sociedad se aleja cada vez más de los valores por intereses personales o de grupos los valores humanos y cristianos, valores del bien común, el valor de la verdad, del honor, del respeto a la persona mayor, el valor de los Derechos Humanos como lo sucedido en los últimos días, en nuestro país.  No nos acostumbremos a esta manera de vivir”, señaló.

La autoridad eclesial hizo referencia a los detenidos en el país, “algunos procesados sin derecho al trabajo, muchos de ellos personas de recursos limitados, así relataba uno de los detenidos.  No pretendemos ser jueces o árbitros de lo que acontece en nuestro país, pero una cosa es cierta, no decirlo o callarlo es cometer el pecado de omisión” aseguró.

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