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Redacción central

Faro Murillo, testigo de la historia de Bolivia

Ubicado en la zona Ballivián del Distrito 6 de El Alto, a pocos metros de la plaza y del monumento a la mujer alteña, el Faro Murillo se erige como una imponente estructura de piedra tallada, testigo mudo de la historia de Bolivia desde hace más de 200 años.

“Los lugartenientes de Túpac Katari cercaron La Paz en 1781, desde la Ceja, extendiéndose hasta lo que hoy es la zona Ballivián, donde había uno de los accesos a la ciudad. Rodearon la urbe y finalmente las tropas realistas se rindieron”, narró el historiador alteño Randy Chávez.

En 1781, ese mismo punto de lo que es hoy la ciudad de El Alto fue uno de los cuarteles de Túpac Katari. Más tarde, en época republicana, se convirtió en un punto de salida para los viajeros. En 1849, durante el gobierno de Manuel Isidoro Belzu, conocido como el Tata Belzu, se levantó el Faro Murillo, que sigue de pie hoy en día, resistiendo el paso del tiempo, el viento y la lluvia.

“Con Belzu, el faro estaba resguardado por guardias que protegían a los viajeros, quienes a veces eran asaltados por forajidos en la pampa”, explicó Chávez.

La estructura de piedra, con 175 años de antigüedad, lleva una inscripción grabada: “Septiembre, año de 1849”. “El Faro Murillo está además vinculado a Altos de Lima (nombre antiguo de El Alto) y a la zona Garita de Lima. Por eso, desde aquí se partía hacia Lima, Perú”, agregó Chávez.

Durante la época colonial, Bolivia era conocida como el Alto Perú, y este sector de la ciudad se denominaba Altos de Lima debido a su conexión con un camino directo a la ciudad de Lima, en el país vecino, precisó el historiador.

PATRIMONIO

Cecilia Ramos, subalcaldesa del Distrito 6, destacó la importancia del Faro Murillo no solo para la historia de El Alto, sino para toda Bolivia. “En uno de los bloques de piedra está tallado uno de los primeros escudos de la República de Bolivia (1849). Nosotros, como vecinos y representantes, solicitamos que el Faro Murillo sea declarado patrimonio nacional. Toda la estructura es una pieza histórica invaluable que merece ser preservada”, afirmó Ramos.

En 2019, este medio denunció que el lugar estaba rodeado de basura y había sido tomado como punto de encuentro por bebedores consuetudinarios. Ante esta situación los vecinos y autoridades lograron instalar rejas para proteger el área, que actualmente permanece cerrada al público. Sin embargo, en una reciente visita, se observó la falta de mantenimiento y limpieza.

La subalcaldesa Ramos se comprometió a restaurar el sitio y no descartó la posibilidad de establecer un corredor cultural que promueva la rica historia y cultura de El Alto.

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