Pasar al contenido principal

Amazonía brasileña indefensa ante incendio

Río de Janeiro (AFP) Cuando decenas de miles de incendios se declararon el año pasado en la Amazonía, la mayor selva tropical del planeta pareció más amenazada que nunca. Pero la inminente nueva temporada de quemas podría ser peor, con problemas potenciados por la pandemia de coronavirus.

En primer lugar, porque el gran número de árboles abatidos puede provocar incendios aún mayores que el año pasado.

Seguidamente, porque las humaredas provocarán una afluencia en las emergencias por enfermedades respiratorias en una región donde los hospitales están desbordados por la covid-19.

Y finalmente, porque las dos crisis pueden retroalimentarse: la pandemia reduce el personal y los medios para enfrentar los incendios forestales y estos incrementan los problemas sanitarios.

En agosto del año pasado, los paisajes de la selva en llamas provocaron un clamor mundial de indignación y las humaredas que se desprendían de las zonas calcinadas llegaron a oscurecer el cielo de Sao Paulo, a miles de kilómetros de esas áreas.

ADVERTENCIA

El Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonía (IPAM) advirtió el lunes que las quemas, que se inician en junio con la temporada seca, pueden ser este año mucho más devastadoras.

Los incendios son provocados por agricultores y criadores de ganado ilegales, que limpian de ese modo el terreno tras la tala.

El año pasado, ese proceso quedó sin terminar, debido a que el gobierno, bajo fuerte presión interna y externa, envió al ejército para controlar los fuegos.

"Un área deforestada de por lo menos 4.500 km2 en la Amazonía, equivalente a tres veces el municipio de Sao Paulo, está pronta para la quemada", escribe el informe del IPAM.

En Portada