Jóvenes de corazón que se sacrifican por los abuelos
Por medio de las redes sociales, muchas veces a pie y sacando hasta las últimas monedas de sus bolsillos, un grupo de jóvenes activistas paceños denominados “Somos un Solo Corazón”, arriesgan todos los días sus vidas para llevar alimentos a los ancianos de El Alto y La Paz en plena pandemia del coronavirus.
En medio de tanto dolor, tristeza y temor por el enemigo invisible del Covid-19, surge la esperanza, la solidaridad y el desprendimiento para las buenas acciones en beneficio de las personas más desprotegidas y vulnerables.
Es el caso de “Somos un Solo Corazón”, que es un grupo de jóvenes activistas paceños, alteños y de otras ciudades de Bolivia que, sin pedir nada a cambio, se dedican todos los días a recolectar alimentos para las casas de los ancianos y familias de escasos recursos.
FINAL FELIZ
Una de esas historias es la del caso de “don José”, un anciano de más de 78 años, vende en las calles colgadores de ropa hechos de madera, pero a causa de la pandemia, sus ingresos fueron seriamente afectados a tal grado que ya no tenía ni para comer y al enterarse eso los activistas se pusieron manos a la obra para localizarlo y ayudarlo.
“Agradecemos a las personas que entregaron su solidaridad para don José, quisiéramos que si alguien conoce un proveedor de madera que se contacte con nosotros, ya que don José insiste en seguir vendiendo colgadores para proveer de más alimentos a su familia”, se lee en una de las publicaciones en la página de Facebook “Somos Un Solo Corazón oficial”.
Otra de las historias que se refleja en las redes sociales, es la de “Mamá Domitila’, una mujer de 80 años que, según ella, tiene un hijo que vive en El Alto, pero que perdió contacto con él, ya hace mucho tiempo, por un conflicto por unos terrenos y ahora no tiene a nadie que le ayude a comprar alimentos. Luego que esa historia se difundió en Facebook, donde se mostraba imágenes de las precarias condiciones en la que vive la anciana, en una casa hecha de calaminas en la avenida Periférica de El Alto, el grupo de activistas entró no lo dudó dos veces para ayudar.
En esa oportunidad, la Alcaldía de El Alto, también ayudó a los activistas con el transporte, ya que ellos no podían movilizarse debido a las restricciones por la cuarentena. La historia tuvo un final feliz, donde la anciana se emocionó hasta las lágrimas cuando los voluntarios le entregaron víveres como fideos, té, cocoa, agua, avena, verduras, frutas e implementos de aseo.
“Muchas veces cuando, llevamos los alimentos a los ancianos, nos reciben como si fuéramos sus propios hijos, es difícil no emocionarse con eso, otras veces nos quedamos a hablar con ellos horas y ellos nos cuentan sus penas. Es por ello que nació este grupo, es para ayudarlos para decirles que nos importan”, cuenta la activista Castillo.
LA ALEGRÍA
“Mi nombre es Jael Castillo, estamos trabajando en este proyecto con Brian Camacho y con un bonito equipo de jóvenes de las ciudades de El Alto y de La Paz que tiene mucha voluntad para ayudar a los adultos mayores”, afirmó Castillo, en entrevista con El Alteño.
“Por la cuarentena, la gente está susceptible y los ancianos son los que, en muchos casos, no tienen a nadie para que pueda salir a la calle a comprar comida. Muchos de ellos están en situación de abandono y de calle, no pueden cobrar los bonos que disponen el Gobierno, porque no pueden salir ni a comprarse pan”, explicó.
Ya son más de 80 personas de la tercera edad que, con lágrimas de alegría, se han beneficiado con víveres e implementos de limpieza que esos héroes de la vida real les entregan con mucho amor por el prójimo.