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Redacción central

Alteños van y vienen de sus comunidades a puro pedal

Dos días le tomó a don Raúl Choque llegar a su pueblo que está en la provincia de Manco Kapac de La Paz, desde la ciudad de El Alto y en bicicleta, porque la cuarentena por el coronavirus no le permitió encontrar transporte para viajar.

 “Pedaleando rápido y descansando muy poco es que he podido llegar, he estado ahí un mes (en su pueblo), me he aburrido y he vuelto (a la ciudad)”, dijo a El Alteño.

El regreso de su población es otra historia, el motivo de su escape en dos ruedas es el de muchos alteños, quienes se vieron obligados a hacer lo mismo, ya sea en bicicleta, caminando o contratando un vehículo que por la madrugada y evadiendo a la Policía y al Ejercito para llegar a su destino con el objetivo de cosechar los productos del altiplano.

“Abril y mayo son meses de cosecha, pero por la cuarentena no se ha podido viajar normal como antes, porque el virus nos ha pescado en curva, justo para nosotros que acostumbramos a cultivar productos; no podíamos dejar que se eche a perder la papa, porque está nuestros esfuerzo y dinero invertido, pero lo más importante es comida para nosotros”, dijo Raúl.

TIQUINA

Para llegar a poblaciones rurales de la provincia Manco Kapac, se debe pasar, en algunos casos, el estrecho de Tiquina y en ese punto existe un recinto militar, por lo cual el control es estricto a los vehículos que buscan pasar por el lugar. Solo las movilidades que llevan alimentos y otros insumos pueden pasar el lago Titicaca.

“Solito la gente podía pasar normal, antes, después han empezado a controlar más y ni ellos. Yo he pasado normal, para volver ya hemos tenido problemas, pero aquí estamos, hemos tomado otra ruta”, dijo don Raúl.

Entre los testimonios también se encontró a personas que llegaron a pie a poblaciones como Pucarani de la provincia Los Andes a 25 kilómetros de la urbe alteña. “Tenía que ir a ver a mi mamá, que ya es viejita y está viviendo solita, por eso era urgente que salga a cuidarla”, dijo doña Ruth Mamani.

La mujer vive toda su vida en la urbe alteña, pero su madre aún radica en el área rural. Ella se dedica a la venta de abarrotes y tuvo que arriesgarse a salir de su casa con una pandemia de por medio, para ir a ver a su madre. “Con el virus hay que cuidarnos, pero también tengo que cuidar a mi madre”, afirmó.   

TEMOR AL VIRUS

En poblaciones rurales donde no se presentan los casos de personas contagiadas por el coronavirus, los comunarios desconfían volver a la “normalidad” y temen que los residentes, citadinos e incluso los turistas lleguen a sus pueblos con el virus.

Reportes del área rural hacen referencia a algunas denuncias sobre la falta de control en zonas fronterizas con Perú, por ejemplo, donde la pandemia causa estragos con los miles de infectados.

En el municipio Tito Yupanqui, donde no se reportan casos positivos COVID-19, llevaron adelante una reunión con los pobladores para informar sobre la pandemia y cómo se puede prevenir. Se hizo mención al crecimiento de la enfermedad en las ciudades capitales, principalmente.

En Manco Kapac, su capital Copacabana a la orilla del lago Titicaca, se presentó en abril un caso de coronavirus y desde entonces a la fecha no se registraron más. El Municipio está en la frontera con Perú, en la localidad Casani se realizan ferias de intercambio de productos, conocido como “trueque”.

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