Colombia es azotada por extrema violencia
Los cuerpos de cuatro hombres que habrían sido ejecutados a tiros fueron hallados este viernes en el suroeste de Colombia, en una de las zonas más golpeadas por la ola de violencia que afecta al país en las últimas semanas, informaron autoridades.
"Es una nueva masacre", dijo el servicio de prensa de la Gobernación de Nariño, tras confirmar la autenticidad de un video de los hechos difundido en redes sociales.
En la grabación se observan los cadáveres de cuatro personas tiradas en un riachuelo, vestidas con jeans y algunas de ellas con camisetas y botas de caucho.
Por su parte, el secretario de gobierno departamental, Francisco Cerón, detalló en un video a medios de comunicación que los cuerpos de los sujetos "que presuntamente fueron ajusticiados con armas de fuego" fueron encontrados en el municipio de Buesaco, cerca de Pasto, capital regional.
No precisó sin embargo si la matanza ocurrió en el mismo lugar ni cuando se llevó a cabo. Hasta el momento se desconocen también la identidad de los fallecidos y los motivos de la agresión.
Fronterizo con Ecuador y con acceso al Pacífico, Nariño es uno de los departamentos más afectados por la ola de violencia que acompaña una de las peores arremetidas de los grupos armados desde la firma de la paz con la guerrilla FARC en 2016.
En el último mes, al menos 21 personas fallecieron en cuatro matanzas en esta región, donde rebeldes del Ejército de Liberación Nacional (ELN), disidencias de las FARC y bandas narcotraficantes se disputan el dominio de miles de hectáreas de narcocultivos y la minería ilegal.
Entre el 1 de enero y el 17 de agosto, la ONU contabilizó 33 masacres -o asesinatos de al menos tres personas en un solo evento- en diferentes zonas del país. Luego de ello autoridades han registrado al menos ocho más.
Aunque el histórico pacto con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) alivió la violencia política, Colombia vive un conflicto que en casi seis décadas ha enfrentado a guerrillas paramilitares, narcos y agentes estatales, dejando más de nueve millones de víctimas, en su mayoría desplazados.