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Redacción central

Niños pasan encerrados en casa por la inseguridad y la pandemia

Atrás quedaron los juegos de antaño y la seguridad de ir al parque, porque ahora, las nuevas generaciones de niños se debaten entre la inseguridad y la pandemia por el coronavirus.

Nada acaba con la otra realidad de los infantes quienes ahora viven labrando su destino en las calles y bajo asecho del peligro que reina en la nueva sociedad.

Una de ellas es la historia de Flor (nombre convencional) quien tenía 12 años cuando comenzó a relacionarse con chicos que vivían en las calles de la urbe alteña. Una cosa llevó a la otra, comenzó a probar alcohol y drogas hasta que la muchacha quedó en situación de calle. Cuando apenas tenía 14 años cayó en las garras de la prostitución y así comenzó a “hacer pieza” con tan mala suerte que a sus 15 años apareció embarazada.

Debido a su estado dejó de prostituirse, pero se dedicó a robar. Cuando nació su bebé contó con el apoyo de su madre, pero dice que no fue lo esperado y entonces volvió a la calle, pero esta vez con su hija en brazos. Su pequeña le dio fuerzas para salir del mundo callejero y decidió volver a la casa de su padre; sin embargo, se chocó con que su padre tenía problemas con el alcohol.

No se desanimó y mientras vendía api dejaba a su hija al cuidado de su madre.  Cuenta que no fue nada fácil salir adelante y ahora con el apoyo de la fundación Munasim Kullakita, trabaja en la panadería del proyecto Tilata donde puede estar junto a su hija que ya tiene cuatro añitos.

Hoy Flor sueña con salir bachiller, entrar a la universidad y ser educadora para ser un ejemplo para su hija, recordando siempre que todo sacrificio tiene su recompensa.

ENCIERRO

Desde que llegó la pandemia del Covid los niños en El Alto pasan sus días encerrados en sus casas para no infectarse. El año pasado la gestión escolar fue clausurada para que los niños no acudan a los establecimientos educativos.

A diferencia de esta gestión, las autoridades nacionales resolvieron que las clases sean a distancia, es decir, virtuales, pero en medio de necesidades por falta de acceso a los equipos tecnológico y el internet, principalmente.

Pese a los prevenciones y medidas de bioseguridad, hubo niños que terminaron infectándose y es el caso de Carlita, quien, con tan solo cuatro añitos, tuvo que enfrentar varias batallas por su salud. Ya recibía tratamiento contra el cáncer en la sangre y este año contrajo el coronavirus.

Esta última enfermedad la llevó a estar internada 36 días en el hospital de Pampa de la Isla de Santa Cruz, donde solo reciben pacientes Covid-19. Logró vencer este virus y se retiró del hospital en medio de un festejo por parte del personal de salud.

“Sos una luchadora” y “Felicidades vencedora”. “Dios te bendiga”, fueron algunas de las frases que se podían leer en los carteles que realizaron médicos y enfermeras. No faltaron los globos que tenían dibujadas caras sonrientes, como muestra de la alegría que generó entre el personal la recuperación de la pequeña.

DÍA DEL NIÑO

El 12 de abril de 1952 la Organización de Estados Americanos (OEA) y UNICEF redactaron la Declaración de Principios Universales del Niño, para protegerlos de la desigualdad y el maltrato. En esta oportunidad se acordó que cada país debería fijar una fecha para festejar a sus niños. El gobierno boliviano en 1955, durante la presidencia de Víctor Paz Estenssoro mediante Decreto Supremo 04017 de 11 de abril de 1955, instituyó como "Día del Niño" el 12 de abril.

 

En 2013 mediante Ley 357 de 13 de abril, se abrogó el Decreto Supremo 04017 y se instituyó el 12 de abril como Día de la Niña y del Niño en el Estado Plurinacional de Bolivia.  Este cambio surgió a iniciativa de la Red Parlamentaria por la Niñez y Adolescencia con el objetivo visibilizar la situación de las niñas bolivianas, sus necesidades y cuidados específicos que ellas requieren para alcanzar su derecho a la igualdad y equidad de género.

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