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Redacción central

Santa Cruz celebra los 210 años de su rebelión

El pueblo cruceño no estaba lejos ni se quedó atrás en la larga lucha hacia la independencia de las tierras del entonces denominado Alto Perú. Es por eso que la población Santa Cruz, acudió presto al llamado de la emancipación e instaló un Cabildo Abierto del 24 de Septiembre de 1810.

Los gestores del cabildo revolucionario fueron el doctor Antonio Vicente Seoane y el comandante teniente coronel Antonio Suárez a ellos se sumaron los enviados de Chuquisaca como el doctor Juan Manuel Lemoine, el capitán Eustaquio Moldes, el capellán de milicias José Andrés Salvatierra al que se unió el pueblo cruceño en momentos determinantes del país.

Como primer paso, el cabildo decidió destituir inmediatamente del cargo al Subdelegado español Pedro José Pimentel, la máxima autoridad europea que reinaba y administraba Santa Cruz, posteriormente se instauró en su lugar la Junta de Gobierno encabezada por el coronel Antonio Suárez, el doctor Antonio Vicente Seoane, el cura José Andrés Salvatierra, Eustaquio Moldes y Manuel Lemoine.

Lastimosamente, el pueblo cruceño disfrutó de su ansiada libertad casi un año, debido a que las tropas realistas el año 1811 retomaron el control de la Gobernación cruceña en una sangrienta represión escarmiento a sus letal a sus líderes. Aun esas consecuencias, el pueblo cruceño se reorganizó y no desmayó en su intento lograr su independencia que después el país en su conjunto lo logró y se construyó lo que hoy es Bolivia.

 

HIMNO A SANTA CRUZ

Letra: Felipe Leonor Rivera.
Música: Gastón Guillaux Humery.

 

Bajo el cielo más puro de América,
y en la tierra de Ñuflo de Chávez.
¡Libertad! van trinando las aves,
de su veste ostentando el primor.

 

De las flores el mundo galano,
su ambrosía perfumada ofreciendo
¡Libertad, Libertad! van diciendo
en efluvios de paz y de amor.

CORO
La España grandiosa
con hado benigno
aquí plantó el signo
de la Redención.

Y surgió a su sombra
un pueblo eminente
de límpida frente
de leal corazón.

 

De entusiasmo y de fe rebosante,
venga el hombre y repita ese coro,
que en el suelo del "árbol de oro"
siempre libre y feliz ha de ser.

Que Natura, en transportes de diosa,
abrir quiso con pródiga mano
en el suelo oriental boliviano
sus mil fuentes de gloria y poder.

 

Siempre libres cruceños, seamos,
cual lo son nuestras aves y flores,
y sepamos vencer los rigores
del que intente a la Patria oprimir.
Nuestro nombre, en tal hora, con sangre
en la Historia dejemos inscrito,
repitiendo de Warnes el grito:
"O vencer o con gloria o morir".

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