Alteños desafían al virus y todo vuelve a la normalidad
La población alteña retornó a sus actividades cotidianas a excepción de los funcionarios públicos, pese a que algunas restricciones se mantienen en pie, la gente retoma sus actividades laborales.
El Alteño hizo un recorrido por diferentes calles y avenidas de El Alto y observó que las únicas actividades paralizadas, son las dedicadas al expendio de bebidas alcohólicas como bares, cantinas y discotecas, sin contar aquellas que abren sus puertas de manera clandestinamente.
El resto de las actividades comerciales como restaurantes, ferreterías, quioscos, tiendas de barrio, cosméticos, ropa, zapatos, entre otros, retornaron a la normalidad, que ahora funcionan con medidas de bioseguridad, mientras que las farmacias utilizan una cubierta de nailon transparente para evitar el contagio del Covid-19.
En los puestos de venta, no existe el distanciamiento social, como el mínimo de un metro de persona a persona, tampoco se observa el uso de elementos de bioseguridad, a excepción del barbijo ya que pocos utilizan el cubrebocas un ponchillo, lentes u otro elemento.
Pese a que los casos de coronavirus en la ciudad continúan en constante ascenso, en las últimas movilizaciones la gente demostró que ya no existe temor al virus, incluso la cantidad de comercializadores en las diferentes ferias se incrementó.
“Pareciera que ya no hay miedo, lo único que falta es que las discotecas, quioscos y otras actividades y los fines de semana ya podamos salir”, comenta una ciudadana al referirse a la pandemia.
CHOFERES
Los más criticados por la ruptura de la cuarentena, son los choferes, quienes, frente a la crisis sanitaria y ahora económica, incrementaron el precio del pasaje. En determinado horario cumplen las restricciones, pero después, “hacen lo que les da la gana”, se quejan los vecinos en las calles.
A juicio del activista político, Teófilo Choque, quien compartió en su red social su molestia porque algunos choferes además de hacer trameaje, cobran de acuerdo a su criterio, “imponen sus propias rutas y sus propias tarifas”.
“Me encontraba en la feria del puente Vela y decidí ir a la Ceja, esperé un minibús que fuera a la Ceja, todos anunciaban hasta Senkata y el pasaje a Bs 1,50, después de media hora de espera tuve que viajar ese tramo, cuando llegamos a Senkata todos bajamos del minibús, unos minutos después el chofer cambia de letrero que anunciaba avenida Bolivia Bs 2, los pasajeros abordaron a empujones, yo también aproveché en volver a subir, para continuar observando la conducta de este conductor, llegado al puente Bolivia igualmente todos descendimos del motorizado, el minibús se coloca a la fila y recién coloca el letrero Ceja anunciado pasaje Bs 1,50, también aproveché de realizar el último tramo a mi destino”, describió Choque.
El activista tuvo que pagar Bs 5 para llegar del puente Vela hasta la Ceja, hecho que fue repudiado, porque mientras esto sucedía, no había policías, ni funcionarios públicos que hagan respetar las normas.
“Los conductores se han convertido en maestros del trameaje, como siempre las víctimas son los vecinos, no hay un dirigente vecinal que reclame por esta arbitrariedad”, escribió en su red social Choque.
El activista responsabilizó a las autoridades del Gobierno Municipal, porque al haber las normas suficientes que regulan el comportamiento de la ciudadanía, las actividades comerciales además del transporte público, no se las hace cumplir.