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Redacción central

Rosmery, la alteña que hace maravillas tejiendo

Ingeniosa, alegre y muy hogareña, así es doña Rosmery Mora Alvarado (50) quien con sus manos hace maravillas tejiendo pequeños muñecos que son muy requeridos en el mercado.

Su talento la llevó a ganar este año el concurso de la Alasita 2020 con el ekeko más pequeño y tejido con lana, que el Municipio de El Alto se comprometió patentar para que se respete el derecho de autor. “Es mi vida, es mi hobby, amo lo que hago, podía estar sentada todo el día tejiendo, me siento feliz con este mi trabajo que me ha dado valor para salir adelante”, contó a El Alteño.

Ingresar en el rubro de la artesanía marcó su vida para siempre. Era muy joven y a punto de tener su primer hijo cuando se inició y para sacar adelante a su retoño, el tejido fue la solución hasta hoy, que a pesar del coronavirus sigue saliendo adelante con creativos y únicos diseños que sus clientes no dejan de adquirir.     

“Mi secreto ha sido perseverar, no darme por vencida porque hubo un momento donde no había venta pero nunca he dejado mi trabajo; mirar hacia adelante y ver que en el futuro se darán los sueños que deseamos si perseveramos”, recomienda doña Rosmery a las mujeres que sacan adelante a sus familias.

ESPAÑA

La alteña admite, con pena, que en El Alto no es muy apreciado su trabajo, pues, dijo, son los turistas, los paceños y sus clientes más conocidos, quienes le dan un valor agregado a sus tejidos que incluso llevaron al exterior.      

Y es justamente, que sus clientes la motivaron a sacar más y nuevos diseños como al personaje ficticio de la famosa película de Walt Diseney “Los piratas del caribe”, Jack Sparrow, o al divo de la ranchera mexinaca Vicente Fernández. “No me siento incapaz para poder sacar nuevos diseños, tal vez me lleve un poco de tiempo, pero me siento capaz de sacar todo”, afirmó.

Sus hijos, que ahora son mayores, la ayudan cuando debe cumplir con pedidos por docena, que muchas veces puede llevar un tiempo de una semana para concluirlos. La menor de sus hijas Josefina (18) o “Joly” es la que siempre está a su lado, también tejiendo, y le da las ideas para innovar.

Doña Rosmery cuenta que su hija le dio la idea de tejer diferentes platillos como el pollo al horno o broster, y postres como tortas, helados, incluso hamburguesas. Además la exigencia de sus clientes hace que innove en diseños y colores, con lana de hilo, principalmente, que hace que sus trabajos tengan un acabado detallado y fino. 

 “Las lanitas de un pesito me compraba, vendía y ya empezaba a comprar las madejas; y sucesivamente iba progresando y ya compraba por bolsas (la materia prima) para los sacones. Ahora para este mi tejido compro por conos y tejo con hilo, para que salga más finito y salga con todos sus detalles”, recomendó.

FAMILIA

La artesana alteña, su esposo, sus hijos: Joly, Wilmer (32), Cristian (26) y Elmer (22), forman una familia unida. En los recuerdos de doña Rosmery están los días pasados, cuando trabajaba de secretaria y debía llevar a sus dos pequeños hijos a la oficina para no alejarse de ellos; situación que la obligó a buscar otra alternativa para subsistir, ser independiente y estar en casa junto a los suyos; siendo el tejido en general su oportunidad de generar ingresos.

También está el momento cuando su marido enfermó de gravedad y fue el tejido con lo que pudo cubrir los gastos médicos para la curación de su esposo. Con 31 años de experiencia, la destacada alteña expone sus productos en diferentes puntos y cuando el salón de exposición del Consejo Central de Asociaciones de Artesanos (Cocedal) El Alto habría antes de la pandemia. Admite que es el reto de las autoridades municipales para que los artesanos alteños puedan contar con mercados y llevar sus productos afuera.

FRASES

“No hay protección al trabajo de uno, llega al exterior y pueden copiar, pero lo que se copia aquí es una copia barata; lo cual venden barato y por eso nos hacen quedar mal a los artesanos”.

“Eso me empujó (enfermedad de su esposo) a hacer estas miniaturas, porque los tejidos no me abastecían y los medicamentos eran muy caros, las necesidades en la casa también ¿Qué podía hacer?”. 

“Yo me inicié no por gusto, si no era una necesidad la que tenía, porque a mis 18 tuve a mi primer hijo y me veía en la necesidad de generar ingresos, porque a un principio quedé sola y necesitaba un medio para subsistir”.

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