La Paz celebra 212 años de su revolución
El 16 de julio de cada año se conmemora la Revolución de la Paz, que sucedió en la misma fecha del año 1809. Aquel día, los paceños se levantaron en contra del dominio español.
Los días previos, Pedro Domingo Murillo se reunía clandestinamente con otros revolucionarios, inspirados en la semilla emancipadora que habían sembrado las revolución francesa, la independencia estadounidense y el cerco a La Paz encabezado por Túpac Katari en 1781; para organizar lo que sería el levantamiento del 16 de julio y su proclama de libertad.
Ese día se desconoció la autoridad que representaba a la corona española y dieron paso a la declaración de la independencia, con la ayuda de un gran grupo de personas procedente de varios lugares de lo que ahora es Bolivia.
La acción se inició la tarde del 15 de julio cuando se empezaba a esconder el sol en medio de la procesión de la Virgen del Carmen. Los revolucionarios tomaron el cuartel de los españoles apoderándose de sus armas, mientras las campanas de la Plaza de Armas repicaban.
Los realistas no se enteraron de la revuelta hasta el día siguiente, pese a que el intendente, Tadeo Dávila, sabía con antelación de los planes revolucionarios, pero ignoró las denuncias hechas por vecinos sobre las sospechosas juntas.
Cuando los insurgentes tomaron el control, organizaron la Junta Tuitiva en cuya proclama decía: “Compatriotas: hasta aquí hemos tolerado una especie de destierro en el seno mismo de nuestra patria (...) hemos guardando un silencio bastante parecido a la estupidez”.
El 22 de julio se designó a Pedro Domingo Murillo como Coronel Comandante de la ciudad y en sus filas se integraron criollos, mestizos e indígenas.
Poco después la Junta fue disuelta por los realistas y el 29 de enero de 1810, Pedro Domingo Murillo y sus colaboradores fueron ahorcados en la Plaza de los Españoles. Antes de morir, el líder de la revuelta pronunciaría su inolvidable frase: “La tea que dejó encendida nadie la podrá apagar”.