Cuarentena deja en silencio al “gran centro comercial” de El Alto
o al “gran centro comercial” de El Alto
La cuarentena deja en silencio al “gran centro comercial de El Alto”, siete días después de que el Gobierno Nacional endureció las restricciones para evitar la propagación del coronavirus (COVID-19), la Ceja quedó vacía y abandonada.
La mañana de este sábado 28 de marzo, las calles de la urbe alteña amanecieron vacías, la Ceja de El Alto que está catalogada como el “gran centro comercial” pasó la jornada vacía y desolada.
“Que podemos hacer nuestra querida Ceja está vacía como nunca antes en la historia”, dijo uno de los vecinos del lugar que salió ayer a darse “una vueltita de popularidad”, pero al no encontrar nada en las calles, se vio obligado a regresar a su casa.
La Ceja de El Alto que es conocida como el motor económico de esta urbe, está sola y abandonada, pese a que cientos de comerciantes tienen sus puestos de venta en el lugar, la gente no tiene medios para llegar a la zona.
Las tiendas y galerías tienen las puertas cerradas, el clásico ruido de motores fue silenciado por la alerta del coronavirus, los puestos de las comideras están abandonados. Los únicos que transitan por el lugar son algunos perros vagabundos que aún buscan a los generosos transeúntes que de vez en cuando les regalaban un pedazo de pan.
En medio ese panorama, algunos hacen el esfuerzo de llegar a la popular Ceja de El Alto que en días normales es visitado por niños, jóvenes, vecinos y hasta turistas porque ahí se encuentra de todo.
“A este paso nos vamos a morir de hambre”, dejo uno de los mendigos que hizo el esfuerzo para llegar a la Pasarela del Arquitecto donde acostumbra pasar su jornada pidiendo “una limosnita”.
SILENCIO NOCTURNO
Si en el día el movimiento económico era fuerte en la Ceja, en las noches también sucedía lo mismo, porque en el mismo sector funcionaban los centros de diversión nocturna como karaokes, discotecas, salones de fiestas bailables y otros.
Pero desde que el país está en cuarentena, las noches alegres de la Ceja se convirtieron en “noches tristes”, porque los vecinos del lugar no saben con exactitud cuándo acabará la restricción y viven en medio del misterio y la pesadilla de que el coronavirus se irradia cada día más.
Las calles donde hace noches sonaba a todo volumen “la música de moda”, ahora están en silencio. De vez en cuando se escucha el ruido de una sirena de ambulancia o un carro patrullero que a la vez van perifoneando el clásico mensaje de temporada. “Señor vecino entre a su casa, el coronavirus nos ataca cuídense por favor”, es lo ahora se escucha a full volumen en lo que antes eran las calles de la felicidad y la alegría.
DE LA RESISTENCIA A LA CASA
La mañana el sábado 21 de marzo, la presidenta Jeanine Añez, dispuso una serie de restricciones como la prohibición de fiestas sociales, encuentros deportivos y reuniones.
Pese a esas disposiciones, los vecinos de El Alto hacían el esfuerzo necesario para no acatar las disposiciones gubernamentales acudiendo a las ferias zonales como si nada hubiera pasado, algunos transportistas de esta urbe seguían trasladando pasajeros bajo el argumento de que “se están ganando el pan del día”.
La noche del jueves 26 de marzo, el ministro de salud Aníbal Cruz, informó que detectaron el primer caso positivo de coronavirus en El Alto, al día siguiente la gente comenzó a tomar conciencia, las puertas de los mercados empezaron a cerrarse poco a poco y la gente optó por quedare en casa.
Ocho días después de la declaratoria de cuarentena, los vecinos de esta urbe acatan las restricciones y la alcaldesa Soledad Chapetón, aplaude el comportamiento de los vecinos. “Quiero destacar a quienes van cumpliendo las restricciones. Es por nuestro bien y es porque estamos luchando juntos contra un enemigo invisible”, declaró la autoridad.