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Redacción central

VÍCTIMA DE CONFLICTOS COCALERO DENUNCIA INTENTO DE ASESINATO

Cuando A.M. se enteró que la marcha de los seguidores de Freddy Machicado llegaría hasta el mercado de Villa El Carmen, aquel 8 de septiembre, dudó de que “sus hermanos de los Yungas” fueran a golpearlas, desnudarlas e incluso intentar quemarlas vivas. Pero eso sucedió.

El 7 de septiembre, A.M., quién prefirió no revelar su nombre por temor a represalias, llegó a La Paz con sus taques de coca que había cosechada en su chaco, para venderlos en el mercado de Villa El Carmen, habilitado por Arnold Alanes.

Como sucedía cada vez que llegaba a la ciudad Sede de Gobierno, se preparó muy temprano para ir a vender su producción. Llegó al lugar se instaló y pensó que sería un día normal.

Sin embargo, luego de que escuchó en la radio que la marcha de los seguidores de Machicado, que dirige una de las fracciones de la Asociación Departamental de Productores de Coca (Adepco), rompió el cerco policial que ese había instalado cuadras antes de la calle 1 de Villa El Carmen, le entró un intenso temor.

Apresuradas, las más de 40 personas que estaban en el lugar optaron por cerrar las puertas del mercado y bloquearlas con algunos muebles. Otros, temerosos, prefirieron subir al último piso y encerrarse. Ella subió con ellos.

“Sabíamos que venía la marcha, pero no se nos pasó por la cabeza que ellos iban a entrar porque son nuestros hermanos, son cocaleros como nosotros”, dice A.M. aún afectada por los hechos mientras destella un brillo de tristeza en los ojos que se pierden entre una visera y un barbijo negro.

Los seguidores de Machicado no midieron consecuencias. Para abrir la puerta del mercado, pusieron dinamitas en los seguros y una vez dentro le prendieron fuego. “Lanzaron dinamitas de todos los lados. No sabíamos qué hacer”, recuerda.

En medio de la desesperación, las mujeres optaron por destechar una calamina de plástico y saltar hacia el hospital San Francisco de Asís. Los médicos las auxiliaron y las llevaron a un sótano pequeño donde permanecieron por horas.

“Estábamos temblando. Yo me he sentado en un rincón sin saber qué hacer. No podía moverme, estaba paralizada”, revive aquel momento, con una voz pausada.

“Escuchaba gritos de unos hombres que entraron al hospital, estaban buscando al hermano Arnold Alanes y gritaban ‘donde están las mujeres, hay que sacarlas, hay que desvestirlas y los hombres se tienen que hacer sentir’. Estaba asustada. Las hermanas, discúlpeme, se han orinado”, relató en entrevista con Las 7 en el 7 de Bolivia TV.

De la amenaza pasaron a las acciones. Una de ellas fue detenida. La desvistieron y sus prendas fueron pisoteadas.

“Ustedes han visto lo que le han hecho. Le han sacado la pollera. Yo no entiendo qué mal hemos hecho para que nos traten así, nuestros propios prójimos, nuestros propios hermanos nos han hecho esto”, lamenta al recordar que un niño de tres años quedó con traumas por los hechos y que ya no quiere volver al mercado de Villa El Carmen. “Gracias a Dios no hubo muertos porque nos querían quemar vivos”, afirma.

Cuando el mercado estaba en cenizas, sin taques de coca y muebles, A.M. se dio cuenta que estaba sin zapatos y sin su cartera. “Hemos escapado de las manos de ello yo he salido sin zapatos, sin cartera. Nos han robado la coca, dinero. Todo nos han robado”, protesta. (ABI)

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