Red de pornografía operaba desde una escuela de voleibol
Una escuela de voleibol era la fachada perfecta para ocultar una red de pornografía internacional que funcionaba en la ciudad de El Alto y los cabecillas de la organización eran un maestro de educación física y una mujer sin escrúpulos.
“Explícitamente vendían contenido sexual de menores de edad, tenemos audios, vídeos, una serie de intercambio de información de esas personas y los elementos e indicios suficientes para demostrar la autoría de los delitos de pornografía infantil”, informó el ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo.
En conferencia de prensa, la autoridad nacional y los jefes policiales presentaron a una pareja, Adrián Fernando A. de 38 años y Yenny Esther C., de 35, quienes reclutaban menores de edad para extorsionarlas y obligarlas a realizar videos pornográficos.
Del Castillo, explicó que la escuela deportiva tenía el nombre de Ágata, desde donde identificaban a sus víctimas y les hacía firmar un contrato para realizar videos pornográficos y venderlos al interior y exterior del país.
MODUS OPERANDI
Yenny fue sindicada como la cabecilla del grupo por ser la mente maestra que se encargaba de reclutar a las jóvenes que acudían a esa supuesta escuela para realizar deportes, pero las víctimas no se esperaban que ahí comenzaba la tortura a las cual serían sometidas.
En las redes sociales, la página de la escuela de voleibol Ágata era muy conocida, porque prometía supervisión y preparación física por un experimentado maestro de educación física.
Una vez que ya tenían un buen número de señoritas que soñaban con ser algún día atletas reconocidas en el país, en su mayoría menores de edad de entre 12 a 18 años de edad, Adrián se encargaba de identificar a las más bonitas y vulnerables.
“Estos serían los dos captores que estarían vendiendo contenido sexual y realizando el contenido sexual de personas menores de edad”, aseveró el Ministro.
CHANTAJE
El supuesto maestro de voleibol se encargaba de extorsionar a las víctimas a quienes primero las filmaba cambiándose a escondidas y luego las amenazaba con difundir estos videos en las redes sociales, la intención era para que ellas actúen y sean las protagonistas de videos prohibidos que después se vendían dentro del país y en el exterior como en Perú, Brasil, Argentina, Colombia y otros de la región.
Cuando las jóvenes eran obligadas a aceptar el chantaje, Yenny les hacía firmar un documento notariado y hacer creer que las jóvenes eran servidoras sexuales, sin importar que eran menores de edad.
El negocio ilícito prosperó por varios meses, casi desde principios del presente año, hasta que un grupo de las jóvenes víctimas decidieron armarse de valor y denunciar que fueron violadas y obligadas a tener relaciones sexuales.
Los investigadores encontraron más de 150 videos pornográficos de menores de edad, a las cuales les ofrecían 7.000 bolivianos para que se quedaran calladas. La misma agencia tenía otras páginas en las redes sociales en las cuales ofrecía “ayuda económica” a mujeres jóvenes.
Los indignados padres de las menores que creían que sus hijas estaban haciendo deporte, acudieron a oficinas de la Policía Boliviana para denunciar el hecho ilícito y después realizaron un operativo destinado a capturar de los dos cabecillas de la red de pedofilia.
Hasta el momento cinco víctimas fueron rescatadas y se cree que hay más víctimas a nivel nacional.