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Redacción central

Espectacular carrera de “cochecitos sin motor”

Jhimmy y Javier Condori, de 13 y 11 años, son los ganadores de la carrera de cochecitos sin motor de El Alto. Ambos hermanos construyeron su vehículo de madera y llantas de carretilla, color blanco y rojo, por el equipo Club Always Ready.

"Llegamos, llegamos", dijo Javier al pasar la línea de meta en la calle 2 de la avenida 6 de Marzo, mientras sujetaba la mano de su hermano. No miraron atrás, solo escuchaban las palabras de su madre que les decía que "sigan adelante, sigan adelante".

Luciendo una pollera café y chompa ploma de lana, su progenitora corría con agua. Los tres estaban agitados, pero con una sonrisa por ganar la competencia. Viven en el Distrito 9 de la urbe alteña.

Su padre también los acompañó, él estuvo en el punto de partida, en la Fuerza Aérea Boliviana. "Con mi papito hemos hecho nuestro cochecito", dijo Jhimmy mientras veía la bicicleta que le darán como premio por participar en la actividad organizada por la Alcaldía de El Alto.

CICLISMO

El Día del Peatón y del Ciclista en El Alto comenzó con la caravana que sumó a cientos de corredores que pedaleaban por el circuito de cinco puntos. La actividad física ganó adeptos en el desarrollo, con danzas, aeróbicos y otros deportes.

"No es una carrera, no es una competencia" dijo el secretario municipal de Desarrollo Humano, de la comuna alteña, Edgard Añaguaya, durante la inauguración de la caravana, en la calle 2 de la Ceja. Invitó a la población a sumarse.

Cientos de ciclistas se congregaron, otros se sumaron en el recorrido que pasaba por cinco puntos de refrigeración. Allí, ya un grupo de deportistas practicaba  zumba. En el punto de partida, también había demostración de la Asociación Deportiva de Aeróbicos y Fitness, mientras otros deportes se sumaban a la actividad que marcaba la ciclorruta.

Por la Terminal Metropolitana El Alto, los ritmos del folclore nacional hacían bailar a jóvenes y señoras, quienes bamboleaban las polleras con la saya boliviana. Ya era las 10.15 y a cada momento creían los grupos de atletas.

Con parlantes sobre el asfalto, las personas tomaron las vías para contagiar la energía deportiva. A cada paso de los ciclistas, la algarabía fue notoria por el recibimiento.

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