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Pabellón tricolor por ti ofrezco mi vida al señor

El 17 de agosto, los bolivianos conmemoran el Día de la Bandera, en homenaje al primer emblema que flameó en 1825 identificando a la Bolivia como nueva república independiente.

En 1851, el entonces presidente de Bolivia, Manuel Isidoro Belzu, cuando viajaba a caballo desde La Paz a Oruro ordena cambiar los colores del emblema inspirado en un arco iris que vio en la Comunidad Pasto Grande ya que resplandecía bajo el cielo, cuyos colores predominantes eran el rojo, amarillo y verde. Entonces ordenó al ministro Unzueta que presentara un memorial a la convención del 30 de octubre para cambiar los colores de la anterior bandera.

Fue así que el 31 de octubre de 1851, la Convención Nacional, realizada Oruro aprobó la vigencia de la actual bandera conocida como la tricolor de los colores rojo, amarillo y verde de Bolivia y una ley del 5 de noviembre de 1851 ratificó su diseño hasta nuestros días.

El 7 de noviembre de 1851, la actual bandera boliviana fue izada por primera vez en el faro de Conchupata de Oruro, luego fue declarado monumento nacional.

Anteriormente, el 17 de agosto de 1825, la Asamblea General de la nueva República de Bolívar creó la primera bandera nacional bicolor de colores verde y rojo punzó al centro.

Pero el 25 de julio de 1826, el mariscal Antonio José de Sucre, en ese entonces presidente de la República de Bolivia, dispuso el cambio de colores de la bandera ordenando que sea amarillo, rojo y verde.

 

Himno a la Bandera

Letra: Ricardo Mujía

Música: Manuel Benavente

Pabellón tricolor que te ostentas

de Bolivia en el cielo radiante,

como el iris de gloria triunfante,

como emblema de paz y de unión.

En tus pliegues benditos acoges

los anhelos del pueblo que te ama,

que en las cumbres andinas te aclama

y te rinde homenaje de amor.

Si el clarín de la guerra resuena

y nos llama a la cruenta batalla,

nuestros pechos serán la muralla

que resista con fe y con valor.

Las cornetas que dicen tu nombre

desgranando a los vientos sus notas,

vibrarán en las playas remotas

sobre el mar que tus plantas besó.

Pabellón tricolor con tus franjas

de laurel, de oro vivo y de fuego;

por ti elevo a los cielos mi ruego,

por ti ofrezco mi vida al Señor.

Cuando sueltas tus pliegues al viento

protegiendo heredades y nidos,

tuyos son los vehementes latidos

de tu pueblo que es un corazón.

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