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Redacción central

Gualberti pide que la Navidad no se limite en regalos

En la homilía de este domingo, el arzobispo de Santa Cruz, monseñor Sergio Gualbeti, hizo un llamado a los católicos para que estos días previos a la Navidad, no se enfoquen en la exterioridad de las luces y los regalos, sino abrir nuestros corazones y acoger al Niño Jesús y, que ocupe el lugar central de nuestras vidas tanto en lo personal, familiar eclesial y en la sociedad, ya que es el regalo más grande que Dios dejó para la humanidad.

Gualberti indicó que la Virgen María  se ofrece a caminar junto a sus creyentes y ser su guía, para abrir el corazón y acoger con gozo al Señor que se hizo niño débil y necesitado en el corral de Belén, y nos liberó de la esclavitud del mal para revestirnos de la inestimable dignidad de ser hijos de Dios.

"Expresemos ahora, con las palabras del Salmo, nuestro ardiente deseo para que el Señor vuelva pronto a renacer en nuestra vida, nos colme de sus bendiciones y seamos fieles discípulos y misioneros de su amor en cada momento y circunstancia de nuestras jornadas: "Vuélvete Señor, ven a visitar tu viña... que nunca nos apartemos de ti... y devuélvenos la vida".

Señaló que la liturgia de la Palabra del último domingo de Adviento, invita a  los católicos a dejarnos guiar de la mano de la Virgen María para revivir con gozo y en profundidad la venida de Dios en nuestra carne y en nuestra historia personal y del mundo. "Ella es la persona que más que nadie vivió con intensidad e ilusión la espera del Salvador, meditando y conservando en lo profundo de su ser el misterio que se hacía vida en ella", mencionó.

Recordó que Jesús fue enviado por Dios en circunstancias difíciles y turbulentas de la historia de Israel, por los muchos problemas al interior del país y por estar dominado por una potencia extranjera y, eligió a María para que de ella nazca el Mesías.

"Jesús es el bendito por excelencia, la plenitud de la bondad, de la potestad y vida de Dios. A su vez, María su madre, es bendecida porque ha sido elegida como signo visible de la cercanía y el amor de Dios", dijo Gualberti.

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