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Redacción central

Trump ordena ejecutar a 5 condenados a muerte

A medida que se acerca el final de la presidencia de Donald Trump, su administración se apresura a llevar a cabo varias ejecuciones federales. Según lo programado, 5 reos serán ejecutados antes de la toma de posesión del presidente electo Joe Biden el 20 de enero, lo que rompe con un precedente de 130 años de pausar las ejecuciones en medio de una transición presidencial.

Si finalmente las cinco tienen lugar, Trump será el presidente que más ejecuciones impulse en más de un siglo, supervisando este tipo de condenas a 13 reos desde julio de este año.

Las cinco ejecuciones comenzarán esta semana, iniciando por Brandon Bernard, de 40 años, y Alfred Bourgeois, de 56 años. Está previsto que ambos sean ejecutados en una penitenciaría de Terre Haute, Indiana.

El fiscal general, William Barr, defendió que su Departamento de Justicia simplemente está cumpliendo con la legislación existente. Pero sus críticos consideraron que la medida es preocupante, ya que se produce a solo unas semanas de que Biden, que ha dicho que buscará poner fin a la pena de muerte, asuma el cargo.

"Esto realmente se sale de la norma de una manera bastante extrema", señaló Ngozi Ndulue, directora de investigación del Centro de Información sobre la Pena de Muerte, una organización no partidista.

La avalancha de ejecuciones de última hora del presidente Trump ha levantado algunas preguntas:

OPINIÓN CIUDADANA

Las encuestas también reflejan que los ciudadanos se alejan cada vez más de la pena capital.

Un sondeo llevado a cabo por Gallup en noviembre de 2019 reveló que el 60% de los estadounidenses apoyaba la cadena perpetua por encima de la pena de muerte por primera vez desde que comenzó la encuesta hace más de 30 años.

La mayoría de las ejecuciones federales tienen lugar en el Complejo Correccional Federal Terre Haute en Indiana. "El apoyo público a la pena de muerte está en el mínimo en décadas", afirmó Ndulue.

En este tiempo, además, han surgido otros problemas relacionados con los métodos de ejecución, la obtención de medicamentos utilizados para inyecciones letales y los costos de las batallas judiciales y las apelaciones que pueden durar décadas.

LA POLÍTICA DE EEUU

Desde que la Corte Suprema de Estados Unidos restableció la pena de muerte federal en 1988, las ejecuciones en Estados Unidos han sido escasas. Antes de que Trump asumiera el cargo, solo se habían llevado a cabo tres ejecuciones federales en este período (1988-2016).

Todas se llevaron a cabo bajo el mandato del presidente republicano George W. Bush, e incluyeron al preso Timothy McVeigh, condenado por el atentado con bomba en un edificio federal de la ciudad de Oklahoma.

La decisión de Trump no tiene precedentes en la historia presidencial estadounidense moderna. Sin embargo, las autoridades de cada estado del país sí que han seguido ejecutando a presos en las cárceles gestionadas por ellas.

El año pasado se llevaron a cabo 22 muertes de presos en el corredor de la muerte. Un número cada vez mayor de estados de EE.UU. se ha movilizado para abolir la pena capital por completo, y la mayoría ha prohibido formalmente la práctica o no ha ejecutado a ningún preso en más de una década.

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