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En Brasil se debilita la cuarentana y el virus avanza

El coronavirus se expande vertiginosamente en Brasil, estimulado por un caótico e ineficiente sistema de cuarentenas "a la carta" en los estados y municipios y por los mensajes disuasorios del presidente Jair Bolsonaro opuesto a paralizar la economía del gigante sudamericano.

En este país de 210 millones de habitantes y tamaño continental, hoy es epicentro de la pandemia con más de 29.000 muertos y medio millón de contagios, la respuesta al virus no ha sido tan estricta ni uniforme como en otros países severamente afectados, como Italia, España o Francia.

Los 27 estados decretaron desde mediados de marzo cuarentenas parciales, con cierres de escuelas, centros comerciales, locales de ocio y paralización de actividades no esenciales.

Pero cada cual lo hizo a su manera, con distintos grados de rigidez y plazos. Lo mismo puede decirse de la flexibilización de las medidas que ya se está empezando a aplicar en algunos estados, pese a que el país está lejos de alcanzar el pico de contagios.

Salvo algunas excepciones de corta duración, no ha habido una obligación expresa de quedarse en casa y las restricciones al desplazamiento vehicular ha sido modesta, con lo que la tasa de aislamiento social nunca alcanzó el 70% deseado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Esa descentralización de la respuesta a la pandemia se ha visto atizada por la abierta y provocativa campaña anticuarentena del presidente Jair Bolsonaro, que no ha vacilado en acercarse a aglomeraciones de sus simpatizantes.

En Brasil, la competencia de salud pública está compartida entre el gobierno federal, los estados y los 5.500 municipios.

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