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Contradicciones de la OMS durante la pandemia

Desde el inicio de la crisis del coronavirus en el mundo, la Organización Mundial de la Salud ha sido un fuerte foco de críticas debido a directivas poco claras e incluso tildadas de contradictorias. El rol de los asintomáticos, el uso de mascarillas, la hidroxicloroquina, la manera de saludar, el contagio vía aire, y ahora la implementación de la cuarentena como medida principal para combatir el Covid-19 fueron puntos en los que autoridades y asesores de la OMS cambiaron de postura durante estos meses.

El médico italiano Giuseppe Remuzzi, uno de los expertos cuya voz más se hizo escuchar durante la pandemia, había dicho durante una entrevista con Infobae que la OMS había actuado de dos maneras diferentes durante la pandemia: “Hasta fines de enero ha actuado muy bien. Yo creo que las críticas que se le hicieron a la OMS son sustancialmente injustificadas y superficiales. Es una organización importantísima. Cuando dijo al mundo ‘miren que es posible que el virus se transmita de persona a persona’ era el 14 de enero. Y el virus había sido aislado pocos días antes, el 7 de enero, por investigadores chinos. Cuando declaró la emergencia internacional era el 30 de enero, después de haber visitado Wuhan para darse cuenta de la situación".

Mucho se habló del rol de los asintomáticos en la pandemia por coronavirus. De hecho su capacidad de infectar -o no- a otras personas fue una de las tantas contradicciones en las que cayó la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde que el SARS-CoV-2 hizo su aparición en el planeta.

Después de varias advertencias, la OMS finalmente aceptó que el Covid-19 podría contagiarse por el aire en algunas circunstancias. Fue en julio, ya avanzada la pandemia en todo el mundo, cuando un grupo de 239 científicos internacionales urgió al organismo y la comunidad médica internacional a “reconocer la posible transmisión aérea del Covid-19”, en un artículo publicado en la revista Clinical Infectious Diseases de Oxford.

En abril, la organización sostenía que si bien las máscaras podrían ayudar a limitar la propagación de la enfermedad, no eran suficientes por sí mismas. De hecho, no hallaron evidencias de que el uso de mascarilla impidiera a las personas sanas contraer infecciones respiratorias, incluido COVID-19.

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