Proyectan carpas solares comunitarias en El Alto
En el municipio de El Alto hay aproximadamente 400 familias que producen una variedad de hortalizas, yerbas medicinales e incluso fruta, en carpas solares, para el consumo propio y el excedente para su comercio. Ahora se proyecta que los barrios alteños cuenten con carpas comunitarias en pos de la “seguridad alimenticia”, para las familias más necesitadas.
Es la meta que se trazó el Centro de Formación y Capacitación Para la Participación Ciudadana (FOCAPACI), que trabaja en el tema con las familias alteñas hace 18 años y a la fecha con importantes logros en el acceso y disponibilidad de los alimentos, bajo la técnica de agricultura urbana.
Recientemente ha incursionado en las unidades educativas de la ciudad para estimular el interés de los más jóvenes, como nos dice Elizabeth Morales, coordinadora del proyecto de Agricultura Urbana y Seguridad Alimentaria, quien hace referencia a la planificación del desarrollo barrial con enfoque de seguridad alimenticia.
“Nosotros trabajamos por un tema, que ya de pronto va ser un problema mayor, que es la seguridad alimentaria, la seguridad alimentaria entendida en el accesos y disponibilidad de los alimentos de las familias”, dice a El Alteño.
Recuerda que la crisis social vivida en el país en 2019, así como el encierro a causa de la cuarentena rígida a la que obligó la pandemia del coronavirus en 2020, fueron experiencias claras para comprender la limitación que tuvo parte de la población para acceder a los alimentos, situación que fue diferente en aquellas familias que cuentan con sus huertos urbanos.
“Las familias no tuvieron acceso a la alimentación, el poco acceso económico de las familias alteñas también es una limitante para tener el acceso y disponibilidad de los alimentos, que principalmente hace falta a los niños y a las mujeres”, afirma.
ORGÁNICO Y NATURAL
Es conocido que los invernaderos tienen un microclima más favorable para el cultivo de varios productos que brotan de la tierra, que el clima seco de El Alto. Según FOCAPACI, de esta forma los agricultores urbanos pueden cultivar hasta 60 plantas comestibles como lechuga, menta, tomates, acelgas, apio y fresas. Pero también orégano y perejil.
Los alimentos son totalmente orgánicos y prácticamente se prescinde de químicos en su crecimiento y contra las plagas, pues los agricultores utilizan productos derivados de plantas como el ajo y la cebolla. A través del proyecto (agricultura urbana), los alteños no solo han aprendido más sobre agricultura ecológica, sino también sobre alimentación saludable y sus hábitos alimentarios han llegado a cambiar drásticamente.
“Nosotros tenemos un objetivo mayor de poder dar los medios necesarios a las familias vulnerables y altamente vulnerables, condiciones alimenticias y eso significa que ellos tengan la disponibilidad de alimentos desde sus carpas familiares (…) trabajamos por la buena alimentación, buena salud”, asegura Morales.
BARRIOS
El programa de FOCAPACI cubre los distritos 4, 5, 7, 8 y 14, donde se llegaron a conformarse 34 grupos de productores. “El excedente, siempre hay un excedente, no van a echarlo a perder y van a venderlo; y nosotros somos el motor y el medio para abrir los puntos de venta para que vendan sus productos, también lo venden a los vecinos en sus mismos barrios”, según la experta.
COORDINACIÓN
Se coordina con los dirigentes de juntas vecinales para la construcción de las carpas solares comunitarias. “Serán las juntas las que empiecen a asumir estas otras responsabilidades con una problemática que tal vez en este momento no es de conocimiento de muchos, pero ya es una problemática a nivel mundial como es la seguridad alimentaria”, se advierte desde FOCAPACI.