Amparo Carvajal no se rinde ni se arrodilla
“Me miran mal, se ríen en mi cara”, dice con angustia, la activista de 84 años, Amparo Carvajal que mantiene una vigilia desde hace 52 días, de los cuales 12 permanece en la terraza con el objetivo de recuperar el control del edificio que está tomado por Edgar Salazar desde el pasado 2 de junio y un grupo de afines al Movimiento Al Socialismo (MAS).
Desde esa fecha, Carvajal ha tenido que soportar el asedio constante de los afines al MAS, además el pasado jueves tres mujeres, seguidoras de Salazar, con el rostro cubierto se instalaron junto a la defensora de derechos humanos para hostigarla. Pues, pese a que ellas podían ingresar al baño de esa institución, usaron el sanitario portátil que con mucho esfuerzo fue habilitado para la octogenaria.
La defensora dijo que dejaron el baño portátil totalmente sucio y las mujeres al ver la cara de Carvajal, solo lanzaron risas. Ante ese desplante, la activista tuvo que usar alcohol para limpiar y ahuyentar a las moscas por el hedor, ya que no cuenta con agua para asear el sitio.
“Soy hostigada, buscan que me vaya, quieren cansarme. Por eso el otro día, las mujeres se entraron al baño portátil y lo dejaron sucio, cuando a mí no me permitían usar el baño (de la APHDB), tenía que rogar a los vecinos de los edificios y pedir permiso para que me dejen usar y a veces no estaban. No hay agua, he tenido que usar alcohol para las moscas”, relató a ANF.
Pese a su edad, dice que tiene la fuerza suficiente para permanecer en vigilia hasta recuperar los predios de los “avasalladores” y “masistas” que la noche del viernes, con parlantes le insultaron y la tildaron de “fascista”.
Un video difundido por Luis Eduardo Siles, muestra cómo un grupo de mujeres, a través de unos altavoces a gran volumen, asedian a la mujer de 84 años por varias horas.
Esa situación fue confirmada por Carvajal, que señaló que ya está acostumbrada a los desplantes y agresiones de seguidores de Edgar Salazar, quienes la insultan y acosan a vista y paciente de un grupo número de policías que resguarda la APDHB.
“¿Cómo voy a sentirme? Me gritan, me miran mal, se ríen, me dicen asesina, pero estoy 52 días en vigilia, 12 aquí en la terraza, con frío, pero resistiré y seguiré hasta recuperar el edificio. Ellos pueden entrar y salir cómo si nada, pero a mí me impiden moverme con libertad, yo quiero volver a trabajar”, remarcó a este medio.
Exhortó a las autoridades de Gobierno, principalmente al presidente Luis Arce, a retirar a los “usurpadores” de la APDHB.
“Es un allanamiento lo que han hecho, son avasalladores. A mí me interesa que vuelva a funcionar la APDHB, que los saquen a los avasalladores, que se abran las oficinas”, afirmó.
Agregó que pese a su enfermedad no abandonará la vigilia. “Muchos me cuestionan que por mie edad, debería descansando, pero a mi interesa que se abran las oficinas, volver a trabajar. No me voy a mover de aquí, sin tengo que morir aquí, pues tendré que morir”, señaló.
La defensora de derechos humanos ha dormido todas las noches prácticamente a la intemperie y durante el día permanece en el sol, protegida con un paraguas y en la noche se guarece en una carpa.